La huella del poema
L'empremta del poema
novembre 2012, Còrdova -
febrer 2013, Lleida
Guillermo Bermudo
Rafael Cerdá
Rafael Cerdá Flores
Pilar García Abril
Josep Mateu
Pedro Sandoval
Víctor P. Pallarés
Antoni P. Vidal
LA PALABRA GRABADA
Artes
hermanas...
lo
que San Juan de la Cruz pedía:
el
goce simultáneo de la presencia,
la
palabra y la figura.
El
escritor griego Plutarco, nacido en Queronea hacia mediados del siglo I,
refiere que fue Simónides (siglo V a. C.) quien estableció en primera instancia
una semejanza comparativa entre la pintura y la poesía, suscitando un símil
entre ambas, al argumentar que “la pintura es muda poesía, y la poesía una
pintura que habla”, pronunciamiento que tiempo después quedaría resumido
mediante la célebre cita de Horacio en su Ars poetica: “ut pictura poesis”
—“como la pintura, así es la poesía”—. Este hábito de establecer pautas
comparativas fundamentaría la obra más destacada de Plutarco: Vidas paralelas,
un compendio de biografías confrontadas entre grandes personajes griegos y
latinos, que ejercerá una gran influencia para lo sucesivo en la cultura
europea.
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De
esta suerte de simbiosis entre diferentes categorías estéticas trata la
presente exposición, de la música inherente a los versos que integran un poema,
del ritmo de las líneas y de los valores tonales de los colores, de sonidos
articulados, de bellas y medidas palabras, y de dibujos y composiciones
armonizadas...
Nos
situamos, pues, en el ámbito de la estética comparada, una práctica que se basa
en el parangón entre obras correspondientes a las diversas categorías
artísticas, una confrontación de dominios creativos que pudieran presuponerse,
en principio, específicamente diferentes, al haber sido ejecutados de resultas
de la aplicación de distintos medios y disciplinas de las artes.
Y
sin embargo, seguimos corroborando la inoportuna frontera históricamente
establecida por mero afán clasificador entre ambas especialidades pues, en
origen, en el signo gráfico del hombre del Paleolítico no se diferenciaba el
dibujo y la escritura, el mimético naturalismo figurativo y el estilizado signo
abstracto representativo de un concepto, prolegómeno incuestionable de la
letra, fundamento ideográfico de la palabra. El verbo pide figuras, así como
las imágenes exigen la presencia de palabras... a la postre escritura y dibujo
se requieren y se acrisolan, al complementarse mutuamente.
Para
el presente proyecto expositivo, ocho grabadores catalanes y andaluces han
seleccionado puntuales poemas de otros ocho escritores igualmente provenientes
de sendos territorios peninsulares: los artistas andaluces Pilar García Abril,
Rafael Cerdá, Guillermo Bermudo y R. Cerdá Flores, se han ocupado de conferir
plástica vivencia a la poética de José Agustín Goytisolo, Pere Gimferrer, Joan
Brossa y Salvador Espriu; al tiempo que los gráficos catalanes Pedro Gómez
Sandoval, Antoni P. Vidal, Josep Mateu y Víctor P. Pallarés, han secuenciado su
creatividad artística en torno a los versos de Antonio Jiménez Millán, Joaquín
Sabina, Emilio Prados y Luis García Montero.
Labor
fatigosa y compleja la de trasladar, mediante trazos, a una plancha de cobre,
el plural imaginario de unas vivencias compartidas. Como lo es igualmente
trasmutar en poesía, en uso de verbo esclarecedor, la esencia de una imagen
recreada mediante líneas, el modelado del claroscuro y los colores. Ante la
gema de la palabra poética, estos artistas catalanes y andaluces han querido
subordinar la figura virginal e insondable del dibujo, artes hermanas que sólo
difieren en medios y forma de expresión, pero que, en el fondo, son casi
idénticas en su naturaleza esencial, en contenido y en finalidad.
Algunas
artes empatizan mutuamente con más facilidad que otras, como si hablasen
lenguas procedentes de un mismo tronco común; otras, en cambio, al desarrollar
entre sí la inventiva de la correspondencia encuentran mayor dificultad y
exigen una recíproca “traducción” de sus particulares y específicos lenguajes.
No es este el caso que nos ocupa. Las denominadas “artes del tiempo”, entre las
que se encuentran música y poesía, no ocupan ciertamente una volumetría
mensurable en el espacio —como es común en las designadas “artes espaciales”—,
sino que desarrollan sucesivamente sus respectivas entidades secuenciando en
series temporales las partes constitutivas que las integran. Pero no obstante
lo anterior, la poesía tiene también rango de arte visual, ya que está
destinada a ser leída antes que a ser oída, y en su despliegue —también
plástico— tienen una gran importancia los artificios tipográficos —selección de
caracteres de imprenta, maquetación, paratextos, capitulares—, las
consideraciones en relación con el objeto-libro —diseño de página,
selección del papel, formato y estimaciones ergonómicas, encuadernación…— y la
distribución y articulación de las palabras en los versos de cada poema.
Y
es que, al cabo, lo determinante y específico de una concreta especialidad de
las artes no es la privativa utilización de un orden de indicios sensoriales, sino
el papel hegemónico que vienen a representar una implícita y determinada gama
de cualidades estéticas sobre las cuales la obra creativa se define y
edifica.
Miguel
Clementson Lope
Director
de la Escuela de Artes Plásticas y Diseño de Córdoba
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